La
prestigiosa Harvard Business Review tiene un HBR Insight Center ocupado a
descubrir tendencias de futuro en diversos campos… entre ellos, la sanidad. Sin
duda merecerá la pena tenerlo controlado. Y de ese lugar sale un artículo sobre
las diez innovaciones clave que cambiarán la Medicina. Brevemente y en
castellano, son estas:
Las listas de comprobación (‘checklists’). Como bien dice la HBR, son
herramientas de control de la complejidad que ya descubrieron décadas atrás los
pilotos aeronáuticos, pero más vale tarde que nunca. Un problema importante: es
la típica medida que fracasa si trata de imponerse. Hay que convencer a los
médicos.
La economía de la conducta. El consumidor no es racional. El paciente tampoco.
Por eso será útil cualquier sistema (recordatorios, incentivos, etc.) que ayude
a llevar un estilo de vida saludable.
Portales de pacientes donde se comparta online la información de salud de
cada cual. Google Health, Microsoft Health Vault, etc.
Innovaciones en los pagos. ¿Tiene sentido que se cobre por acto médico,
incentivando así un exceso de pruebas y procedimientos? HBR recoge nuevas
experiencias (nuevas en USA) que pasan por el médico asalariado (lo que aquí ya
conocemos) y llegan hasta facultativos que cobren más si logran mantener sanos
a sus pacientes. ¿Podrá ser?
Decisiones basadas en la evidencia. Las nuevas tecnologías de diagnóstico asistido
ayudarán a reducir la variabilidad de la práctica médica entre regiones.
Organizaciones sanitarias responsables. Fórmulas novedosas para que se centren en prevenir
la enfermedad más que en tratarla. Un efecto colateral beneficioso: grandes
ahorros.
Consultas virtuales. Cisco ya tiene software para ello y, aunque no reemplazarán al 100% las
consultas reales, son un sistema que crecerá. ¿El límite? Las barreras
culturales que aún deben caer.
Medicina regenerativa. El futuro de las células madre parece más prometedor
que nunca.
Robots quirúrgicos. En 2001 un cirujano de Nueva York extirpó la vejiga de una mujer que
estaba en Francia, así que está claro que funcionan. La cruz de la moneda es
que no hay datos serios de si ofrecen realmente mejores resultados, cuando sí
está comprobado que las intervenciones duran más y son más caras.
Medicina genética. Por un lado se podrían reemplazar genes defectuosos, evitando así que
generen patologías. Por otro, se podrían crear terapias farmacológicas
personalizadas. Aunque ha habido muchos problemas técnicos, el autor del
artículo es rotundo: “La pregunta no es si la terapia génica se convertirá en
rutina, sino cuándo”.
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